Nuestra batalla no es contra sangre y carne, sino contra principados y potestades (ver Efesios 6:12). Solamente que a medida que la atmósfera espiritual sobre nuestras ciudades cambie, veremos apertura para el Reino de Dios.Apoyo no un derrocamiento político, sino uno espiritualEsta es una de las razones por la que el compromiso territorial es crucial. Cuando entramos en las tinieblas y encontramos un trozo de suelo que nos pertenece, podemos legalmente decirle a Satanás:
“ Esta tierra me pertenece y tengo igual acceso.
No puedes oponerte a que entre y salga, y estoy aquí ¡para traer el Reino de Dios!”
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